A dos años del inicio de la ofensiva más violenta en décadas entre Israel y Hamás, en las últimas horas hubo un giro inesperado: la firma de la primera fase de un plan de paz impulsado por Donald Trump que busca poner fin a la guerra en la Franja de Gaza. María José Mazzocato, periodista tucumana especializada en Política Internacional, analizó en diálogo con LA GACETA los puntos clave del acuerdo y sus posibles consecuencias.

“Hace unos minutos se confirmó que todas las partes firmaron la primera fase. Es la primera vez que estos dos grandes enemigos muestran una cercanía”, destacó Mazzocato.

El plan de paz contempla una hoja de ruta dividida en fases. En esta etapa inicial se acordó la liberación de rehenes y presos palestinos, una medida considerada crucial para generar confianza entre las partes. 

Al mismo tiempo, se estableció un alto al fuego inmediato, con el objetivo de frenar la violencia que desde octubre de 2023 dejó más de 72.000 víctimas en Gaza, según cifras de distintos medios internacionales. 

Finalmente, se prevé el ingreso de ayuda humanitaria y el inicio de la reconstrucción de la franja, un proceso que, de acuerdo con estimaciones de Naciones Unidas, podría demandar entre 60 y 70 años para completarse. “Hoy el panorama es devastador: parece Dresde después de la Segunda Guerra Mundial”, graficó la analista.

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Un premio Nobel en debate

El protagonismo de Trump volvió a instalar polémicas en el escenario internacional. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pidió públicamente que se le otorgue al ex presidente estadounidense el Premio Nobel de la Paz, un planteo que desató opiniones cruzadas.

“La paz siempre ha sido un concepto controversial. No es un estado permanente, sino un estadio social. El Nobel de la Paz también ha sido históricamente contradictorio: se le ha otorgado a líderes después de conflictos armados. La verdadera pregunta es quién se apropia de esta paz: si los líderes políticos o la sociedad civil que sufre la guerra”, reflexionó Mazzocato.

El ejército de Israel detuvo los ataques en Gaza. Foto tomada de clarin.com.ar.

Blair, Europa y la disputa por un Estado palestino

En el entramado político, Tony Blair tendrá un papel central como supervisor del cumplimiento del acuerdo. Su tarea será coordinar una “mesa de paz” que funcionará como gobierno transitorio hasta que puedan celebrarse elecciones palestinas. Este punto, sin embargo, vuelve a poner sobre la mesa un conflicto histórico: Israel se opone a la creación de un Estado palestino, mientras que países europeos como Francia y España ya han reconocido su existencia. “Esa tensión divide incluso a Europa y es uno de los mayores desafíos de este proceso”, señaló.

Desconfianza mutua y dilemas humanitarios

La analista remarcó que la principal incógnita es si este acuerdo logrará transformarse en una paz duradera o si quedará reducido a una tregua temporal. “Depende de dos actores que tienen una desconfianza mutua muy arraigada. Recordemos que Hamas es un actor asimétrico: no siempre se sabe quiénes son, cómo se organizan o cuándo atacarán. La historia de este conflicto está marcada por retaliaciones, como ocurrió tras el atentado en los Juegos Olímpicos de Múnich”, explicó.

Mazzocato también explicó el drama humanitario en Gaza. “No hay lugar a dónde ir. La hambruna es sistemática y se necesita ayuda humanitaria urgente. Un punto positivo del plan es que cualquier gazatí que quiera salir podrá hacerlo libremente y tendrá derecho a regresar en caso de que el acuerdo avance”, indicó.

En este contexto, varios países europeos podrían abrir sus puertas a refugiados palestinos, aunque la especialista advirtió que el rechazo social hacia la inmigración en algunos sectores podría generar tensiones. “No podemos negar el sufrimiento de la población civil palestina, pero tampoco la amenaza terrorista que enfrenta Israel. Es histórico que un representante de Hamas se haya sentado frente a delegaciones estatales. Ahora habrá que ver si esta firma es el inicio de una paz real o simplemente un alto al fuego más”, concluyó.